
Día tras día Daniel pasaba por delante de aquel banco, el que a pesar de ser igual a los demás poseía algo diferente. Algo que le hacia brillar con luz propia y conseguía que Daniel tuviera esperanzas. Deseos que antes sólo habían sido fantasías de madurez. Quería volver a ver a la chica sin nombre; sentarse con ella; interrogarla con preguntas innecesarias por el simple hecho de escuchar su voz perdiéndose entre ellos dos.
Pero por mucho que la buscaba, que se demoraba todos los días en el camino de vuelta a casa para pasar por ese banco, nunca la encontraba. Era como si nunca hubiera existido, como si ese breve momento vivido junto a ella no perteneciera más que a la reminiscencia de un hermoso sueño.
Por eso mismo Daniel, ya totalmente desalentado de que algo fuera a cambiar, ese día ya no se sentía con fuerzas de prestar atención al banco. No quería creer que ella fuera a estar allí, que hubiera algún signo de su presencia o de que tan siquiera se interesaba por volverle a ver. No pedía mucho, no quería una promesa de algo duradero, simplemente esperaba por el resquicio de una señal que le permitiera seguir hacia delante; conseguir descubrir más de ella.
Y, contra todo pronostico, la encontró ese día.
Sobre la madera raída del banco, con letras escarlatas, - casi llameantes por el baño de los rayos de sol - alguien había escrito:
“ Todas las tardes te esperaré en éste banco“.
La sonrisa de Daniel se quedó impresa en su rostro en el mismo momento en que vio quién firmaba aquel mensaje.
La chica sin nombre.
Pero por mucho que la buscaba, que se demoraba todos los días en el camino de vuelta a casa para pasar por ese banco, nunca la encontraba. Era como si nunca hubiera existido, como si ese breve momento vivido junto a ella no perteneciera más que a la reminiscencia de un hermoso sueño.
Por eso mismo Daniel, ya totalmente desalentado de que algo fuera a cambiar, ese día ya no se sentía con fuerzas de prestar atención al banco. No quería creer que ella fuera a estar allí, que hubiera algún signo de su presencia o de que tan siquiera se interesaba por volverle a ver. No pedía mucho, no quería una promesa de algo duradero, simplemente esperaba por el resquicio de una señal que le permitiera seguir hacia delante; conseguir descubrir más de ella.
Y, contra todo pronostico, la encontró ese día.
Sobre la madera raída del banco, con letras escarlatas, - casi llameantes por el baño de los rayos de sol - alguien había escrito:
“ Todas las tardes te esperaré en éste banco“.
La sonrisa de Daniel se quedó impresa en su rostro en el mismo momento en que vio quién firmaba aquel mensaje.
La chica sin nombre.
Sin saber bien por qué, el resto del día adquirió un color más intenso del que poseía justo hacia tan solo unos minutos.
Que hermóso, yo quiero que caega nieve en mi cuidad eso jamas pasara un beso :*
ResponderEliminarpues ahora a esperar que llegue el reencuentro.
ResponderEliminarme tienes enganchada. yo que soy de historias romanticonas y amores imposibles
espero continuación
un beso
Tienes razón Nico, es una pena que la gente plagie la plantilla gratuita de Minima...no sé cómo se les puede ocurrir hacer eso.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarUff me encanta esta historiaa,estoy intrigadisimaa ^^
ResponderEliminarBesos
Los mensajes que más esperamos a menudo son los que tardan más en aparecer. Pero de pronto estan allí, en el lugar menos esperado, llamando a cau d'orella: ven, te estoy esperando...
ResponderEliminarEn el momento en que dejas de buscarlo aparece inesperadamente en cualquier esquina que dobles. Supongo que la vida se regodea con las caras de idiota que se nos quedan en esos momentos.
ResponderEliminarUn abrazo!
Yo creo que los bancos tienen algo, así como las estaciones de tren abandonadas. Tienen una magia peculiar.
ResponderEliminarUn beso.
Todo, mientras leía, ha ocurrido en blanco y negro.
ResponderEliminarcuando pierdes a la esperanza, ella se encarga de encontrarte... :)
ResponderEliminarEs tan hermoso descubrir los colores que hasta ese instante nunca habíamos percibido. (Aunque ella sea en blanco y negro para nosotros.)
ResponderEliminarSaludos.
Y seguro que ese color era precioso :)
ResponderEliminarQuiero que se encuentren ya...
ResponderEliminarUn beso
La señal esperada apareció en el día menos inesperado :)
ResponderEliminarUn texto realmente enternecedor.
Acabarían por inventar una historia de personajes. Y la chica sin nombre se pondría el que Daniel quisiera.
ResponderEliminarUn miau rojo, rojo.
Esas incognitas que te sacan la paciencia.... todo en blanco y negro.
ResponderEliminarMuy lindo tu blog.
Un beso
La esperanza es lo ultimo que se pierde,
ResponderEliminartodo depende de tener fe y confianza en que todo va a ser mejor.
muchas gracias por pasar por mi blog, me estube leyendo un poco y me gusto mucho. Que sigas asi, saludos.
te sigoo :)
excelente, maravilloso tu mensaje escarlata.
ResponderEliminarhay señales que solo son visibles cuando ya das todo por perdido. cuando ya no las buscas, aperecen sin mas. Un saludo
que lindo blog ^^
ResponderEliminarsuerte
besos
q andes bm!!
Guau!!! Gran relato!!! Una narrativa exquisita!
ResponderEliminarAbrazos desde Irlhadia!
... si que sabia por qué :D
ResponderEliminar... nunca he vivida algo así, estaría genial.
¿Cuándo se encontrará con la chica sin nombre? Quizás cuando deje de esperarla..
ResponderEliminarOh es lo mas perfecto que he leido, cada palabra llego a mi corazon, me encanto la frase
ResponderEliminar"Todas las tardes te esperaré en éste banco" .
Te sigo :) Espero que vos tambien
http://sonsolopocaspalabras.blogspot.com
Juan Marco
es una historia preciosa!!!!!
ResponderEliminarme encanta, eres increible!!!!
espero que sigas escribiendo asi, tus letras desprenden pasion!!!
besos
dw
Esperemos que la sonrisa de Daniel no se borre :)
ResponderEliminarque bonitos :__
ResponderEliminarLa verdad que escribis muy lindo y haces que nos mimetisemos en la historia y ansiemos que continue.
ResponderEliminarmuchos saludos.
Ashh
dulce e ingenioso (enganchas!)
ResponderEliminar(si quieres pásate por http://imperfectionsdiary.blogspot.com/ un pequeño diario. Globitos)
muà!
Me encanta esta historia, me encanta esa chica sin nombre!
ResponderEliminarCuantos andan en busca de esa chica misteriosa...y cuantas de nosotras podríamos serlo...me ha gustado mucho la historia!
ResponderEliminarBesos!
Aquí queda demostrada la belleza de los colores... y yo soy amante de las capturas ;)
ResponderEliminarEl día menos pensado, ¡zas! aparece eso que pensabas que sólo existía en los cuentos de hadas :)
ResponderEliminarY él era el único que quería ver a la Chica sin Nombre, y la Chica sin Nombre sólo le importaba que él la viera
ResponderEliminarEl amor es lo único que merece la pena en esta vida, lástima que a veces seamos tan descuidados y dejemos que pase rápido u oculto entre múltiples ocupaciones banales e inútiles.
ResponderEliminarte dejé un premio en mi blog.pásate a recogerlo y por cierto a ver cuando cuelgs la continuación del relato jejje
ResponderEliminarun beso
Vengo a rogarte que jamás continúes un relato tan hermoso y de construcción tan exquisita. De blog en blog se leen infinidad de cosas, pero muy raramente se encuentran textos tan bien proporcionados como los tuyos. Frases como "...interrogarla con preguntas innecesarias por el simple hecho de escuchar su voz perdiéndose entre ellos dos" me han dejado admirado con la sensibilidad y la naturalidad que demuestras escribiendo... ¡Muchísimas gracias por compartir con nosotros tu don!
ResponderEliminarMe encuentré con tu blog, y realmente me atrapó. ¡Quiero más! Te sigo (:
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