Blanco, impoluto, frío, pero a la vez provisto de una calidez hechizante, así era el día en el que Daniel conoció a la chica sin nombre. A aquella de la que tantas veces había oído hablar, pero de la que, sencillamente, no sabía nada.
- La loca. - la habían llamado la primera vez que preguntó quién era la chica de la que todos hablaban -. Es una chica extraña, psicótica, altanera, una persona que se niega a ver el mundo como los demás. Diferente.
Una mala compañía.
Eso le habían dicho y Daniel, inocente y despreocupado, joven y confiado, les había creído. Confió ciegamente en lo que los demás le dijeron sobre esa chica, a la que le habían robado el nombre una fría noche de noviembre, a esa que veía el mundo con unas tonalidades inconexas.
Creyó en ellos hasta ese día de invierno en el que la nieve pintó de blanco las calles, y las risas fueron el único canto que se escuchaba por las esquinas. Ese día, aquel tan monótono como el anterior, el destino quiso hacerle un regalo; uno de esos que no se piden, ni se esperan. Los más especiales de todos.
Así, por un regalo inesperado, fue como Daniel conoció a la chica sin nombre. Una que mientras los demás corrían, saltaban, y gritaban eufóricos, ella esperaba, sentada en un banco, con las botas ancladas en la nieve y la mirada perdida en el horizonte.
Los ojos de Daniel la observaron durante horas, esperando que algo cambiara en su expresión de alabastro, pero siguió igual. Esperando algo que no llegaba.
Curioso por la chica a la que nadie quería, ansioso por robarle un minuto de su tiempo, en silencio, se sentó a su lado.
- ¿A quién estás esperando? - le preguntó temeroso de que no le respondiera, de que encontrara su escrutinio molesto.
- Al cambio - le contestó con tranquilidad, sin apartar la vista de donde la había tenido hasta ahora.
- ¿Qué cambio?
La chica sin nombre sonrió y, con lentitud, ladeó la cabeza hasta bañar con su mirada oceánica a Daniel. Ella no respondió directamente, sólo dejo que las palabras les envolvieran y que él, poco a poco, fuera bebiendo de ellas hasta que la respuesta llegara a él.
- Si te sientas en un banco durante todo un día, algo cambia en tu vida. Puedes pararte a pensar en lo que los demás días eres incapaz de hacer; puedes ser testigo de los pedazos de vidas anónimas, pero, ante todo conocerás a alguien importante.
>> Durante todas esas horas alguien vendrá a sentarse contigo, a hablar de todo y de nada, o simplemente a mirarte en silencio, quizás esperando el mismo cambio que tú anhelas.
- ¿Y cuántas personas te han acompañado hoy en tu cambio? - le preguntó ansioso, desesperado porque le diera la respuesta que estaba buscando.
- Sólo una.
- La loca. - la habían llamado la primera vez que preguntó quién era la chica de la que todos hablaban -. Es una chica extraña, psicótica, altanera, una persona que se niega a ver el mundo como los demás. Diferente.
Una mala compañía.
Eso le habían dicho y Daniel, inocente y despreocupado, joven y confiado, les había creído. Confió ciegamente en lo que los demás le dijeron sobre esa chica, a la que le habían robado el nombre una fría noche de noviembre, a esa que veía el mundo con unas tonalidades inconexas.
Creyó en ellos hasta ese día de invierno en el que la nieve pintó de blanco las calles, y las risas fueron el único canto que se escuchaba por las esquinas. Ese día, aquel tan monótono como el anterior, el destino quiso hacerle un regalo; uno de esos que no se piden, ni se esperan. Los más especiales de todos.
Así, por un regalo inesperado, fue como Daniel conoció a la chica sin nombre. Una que mientras los demás corrían, saltaban, y gritaban eufóricos, ella esperaba, sentada en un banco, con las botas ancladas en la nieve y la mirada perdida en el horizonte.
Los ojos de Daniel la observaron durante horas, esperando que algo cambiara en su expresión de alabastro, pero siguió igual. Esperando algo que no llegaba.
Curioso por la chica a la que nadie quería, ansioso por robarle un minuto de su tiempo, en silencio, se sentó a su lado.
- ¿A quién estás esperando? - le preguntó temeroso de que no le respondiera, de que encontrara su escrutinio molesto.
- Al cambio - le contestó con tranquilidad, sin apartar la vista de donde la había tenido hasta ahora.
- ¿Qué cambio?
La chica sin nombre sonrió y, con lentitud, ladeó la cabeza hasta bañar con su mirada oceánica a Daniel. Ella no respondió directamente, sólo dejo que las palabras les envolvieran y que él, poco a poco, fuera bebiendo de ellas hasta que la respuesta llegara a él.
- Si te sientas en un banco durante todo un día, algo cambia en tu vida. Puedes pararte a pensar en lo que los demás días eres incapaz de hacer; puedes ser testigo de los pedazos de vidas anónimas, pero, ante todo conocerás a alguien importante.
>> Durante todas esas horas alguien vendrá a sentarse contigo, a hablar de todo y de nada, o simplemente a mirarte en silencio, quizás esperando el mismo cambio que tú anhelas.
- ¿Y cuántas personas te han acompañado hoy en tu cambio? - le preguntó ansioso, desesperado porque le diera la respuesta que estaba buscando.
- Sólo una.
Azul. Azul eran los ojos de la chica sin nombre; azul como el color del océano; azul como el cielo despejado de primavera; azul como la nieve se tiñó para Daniel después de verla.
primero que nada: BIENVENIDA!!!
ResponderEliminarUn gusto encontrar un nuevo blog.. y creo q con este comienzo se puede anticipar q va a ser muy interesante!
que buena historia! me gusto mucho eso del cambio, pero ese juego de q alguien q añorara ese mismo cambio se sentaria con ella.. eso deja en evidencia q iguales en el fondo podemos ser todos, q tanto añoramos q nos pase algo.. q algo nos movilize en sociedades q cada dia se "adormecen" mas...
me parecio super interesante... y sobre todo ese final no era nada previsible... sentarse en las plazas suele tener eso, alguna vez hice observaciones para facultad en plazas y es cierto lo q ella dice.. y se ven tantas cosas.. se ve el mundo diferente desde ese lugar, yo creo q el mundo se muestra desde ahi.. hay q saber mirarlo...
Saludos!
p.d: es impresionante como para la gente la loca era ella, simplemente porq era diferente a ellos... sin duda, nos encanta anular las diferencias... y es xq la cosa es al reves, esta mas loco el q señala y dice "aquel loco" q el supuesto loco rotulado en si...
"Quedarme aquí para siempre contigo." Sólo el deseo de quedarse merece ya la pena.
ResponderEliminarGracias por visitar mi blog.
Bienvenida sí. Aunque al parecer no eres nueva (: tu blog es lindo, es tan de invierno ♥ eso me encanta...
ResponderEliminarLa chica extraña. La loca, por el simple hecho de ser diferente. Esperando.
Me identifiqué. Me gustó. Me gustó mucho
Un cambio, siempre está cerca de uno. Sólo hay que saber adónde mirar y encontrarlo, si me permites opinar.
ResponderEliminarBesito de Lolita
Qué bonito tu blog. Tu historia y hasta tu estilo. Es un gusto saber que en el mundo de los blogs hay gente que le dedica, y con bastante cariño, tiempo a sus espacios.
ResponderEliminarUn abrazo y bienvenida =)
Me gusta la nieve,las locas,las extrañas,mis noches están llenas de ellas,besos fríos y alguna vez blancos...
ResponderEliminarYo quiero un dìa de nieve.Sniff..
ResponderEliminarSaludos.
Guauhhh precioso...empezaré a pasar las tardes sentada en un banco a esperar a que llegue ese alguien!
ResponderEliminarUn besito
Ver como un sólo instante es capaz de cambiar una vida entera.
ResponderEliminarLa realidad es caprichosa, te da un enorme abanico de posibilidades, de contextos... pero fue justo en ese lugar, en ese instante, cuando todo empezó a tener sentido.
Me ha gustado mucho el texto, creo que pasaré bastante por aquí ;)
Me ha gustado mucho. La verdad es que a veces deberíamos tomarnos la vida con más calma y sentarnos a mirar en lugar de luchar tanto por participar
ResponderEliminarYo también me sentaré en un banco rodeado de nieve a esperar un cambio; o, simplemente, a ese alguien que lo haga factible.
ResponderEliminarUn blog precioso :)
Muases de una caperucita loca
hola
ResponderEliminarme gusta mucho tu post, pero que conste que ella no esta loca, todo lo contrario. es bueno ver el mundo de diferente manera que los demas porque asi no eres una mas eres tu, unica e irrepetible.
por cierto voy a probar yo lo del banco jejeje a ver si cambia algo mi vida
besucos!!
Welcome to this crazy world!
ResponderEliminarMe encanta tu blog. El nombre, la estética, las historias que se perfilan y se intuyen... :)
"Todo el mundo teme al cambio, pero si lo ves como algo con lo que siempre puedes contar, es un consuelo" Los puentes de Madison ;)
A ver qué aprenden los dos protagonistas el uno del otro...
Kisses blancos ***
hola.gracias por pasarte por mi mundo
ResponderEliminarme encantó la hisoria.yo soy como esa chica sin nombre.tendré que buscar mi banco y esperar el cambio.te enlazo a mi blog, esperando tu proxima hstoria
un saludo
Muchas gracias por pasarte por mi blog^^. pues claro que podras pasarte cuantas veces quieras^^
ResponderEliminarme pasarem mas veces por aqui vale?^^
besos!!
genial, me apunto a esperar un cambio mientras la leo señorita en blanco y negro :)
ResponderEliminar:) me sorprendio su respuesta, y me complace descubrir que hay mas locos en el mundo...
ResponderEliminarme gustaria seguir los pasos d la chica de blanco y negro, me encanto el texto, un besito!
me encanta que me hayas encontrado! porque así te podré leer...
ResponderEliminarun besito guapa!
si quieres me das tu email(el que se usa para el blog) para poder invitarte al blog
ResponderEliminarese último párrafo :___
ResponderEliminarseñorita en blanco y negro, te agrego, me encantó tu primera entrada : )
besito grandee.
Bienvenida!! Me a encantado el texto, demasiadas cosas contadas entre frases, genial, me a gustado aquella "loca" que busca los cambios, pero que quizá los encontraría si de verdad fuera a buscarlos
ResponderEliminarMuévete y provoca el cambio que esperas.
ResponderEliminarÉl era su cambio, y ambos lo sabían. Azul de frío, de nieve, de encuentros.
ResponderEliminarUn miau recién llegado
sinceramente,no estoy muy hecha a elogiar blogs,pero me ha dejado sin palabras, enserio (hasta el bajado el volumen de la musica).
ResponderEliminarse que a ti te interesará poco,pero me he sentido plenamente como esa chica,no solo por la nieve,sus ojos o las esperas,sino porque aún espero mi cambio (aunq no es novedad,pues es lo que esperamos la mayoria de las chicas alas que no les gustan las peliculas de carcasa blanca)
te mando un abrazo desde el sur ! ciaoo!
Precioso blog...
ResponderEliminarBienvenida, espero que la historia siga...
Un beso
BONITO BLOG
ResponderEliminarGRACIAS
El era su cambio...y ella el suyo.
ResponderEliminarMe encantó!
:)
Mer escuchando llover en Tokio.
Increíble.
ResponderEliminarFelicidades.
wow, que bonito me encanto esta hermoso me identifique con la chica azul, aveces las personas juzgan sin conocer un beso te sigo :*
ResponderEliminar"La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca."
ResponderEliminarHeinrich Heine (1797-1856) Poeta alemán.
Todo siempre tiene su razón de ser... Azul... Mi color favorito :D
Una historia muy bonita. No se puede ser tan inocente y creer las mañldades que cuenta la gente.
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